SANTA EULALIA DE MÉRIDA O DE BARCELONA (para explicar su celebración barcelonesa el 12 de febrero)
edición especial para el 12 de febrero.
introducción.
INTRODUCCIÓN.
Y al que venciere, y guardare mis días hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes.
Apocalipsis 2, 16-17. San Jerónimo, La Vulgata, Seix, Barcelona 1878.
Una o dos Eulalias, la de Mérida o la de Barcelona, la de Barcelona y la de Mérida o sólo la de Mérida.
En este blog ahondamos en los ya clásicos argumentos que certificaban que sólo existió una Eulalia, la emeritense, una de cuyas reliquias dio lugar a otra distinta en Barcelona.
Y al ahondar presentamos nuevas investigaciones que aclaran todos los puntos del proceso.
A lo largo del largo camino de la Iglesia se han ido perdiendo creencias no dogmáticas pero derivadas del contenido del Nuevo Testamento pero entonces tan fundamentales que sin ellas no es posible entender incluso las razones de ideas, hechos e instituciones de nuestros pueblos.
Afortunadamente esas creencias han permanecido escritas y actualmente pueden ser rescatadas para explicar situaciones difíciles, complejas y espinosas como es esta de las dos Eulalias, la de Mérida y la de Barcelona.
Y para principiar a entender la situación es bueno saber que a los Mártires se les consideró como "patronos" de sus pueblos y territorios... es decir son adaptaciones cristianas de los mitos salvíficos de los judíos protagonizados por los ángeles los cuales "
podían participar junto con los seres humanos, en los conflictos internacionales. En Daniel se hace referencia al ángel de la guarda de Israel, Miguel, como "el gran príncipe", "uno de los príncipes más importante"; y el hecho de que Israel contara con un protector tan poderoso en el tribunal celestial significa que, por insignificante que pueda parecer el Pueblo Elegido desde su punto de vista estríctamente político, ninguna nación podrá destruirlo jamás".
(ver COHN, Norman en El Cosmos, el Caos y el mundo venidero (las letras de drakontos), Crítica, Barcelona 1995, p.188).
urbis tutelaris
Mártires y Naciones.
“Esta conexión estrecha entre la hagiografía y la idea de patria”.
K.F. Wener.
ver Picard,p. 363,
“y dominarán a los pueblos. ”.
Sabiduría 3, 6
“… un fenómeno común en la Galia y en Italia en la Alta Edad Media: el enrolamiento de los santos al servicio de las ciudades a las que deben asegurar la defensa, la prosperidad y la gloria”.
Jean-Charles Picard. Êveques, saints et cités en Italie et in Gaule,L´École Française de Rome, Roma, 1998. p. 362.
DON PELAYO Y SANTA EULALIA
DON PELAYO Y SANTA EULALIA DE MÉRIDA O VIFREDO EL BELLOSO Y SANTA EULALIA DE BARCELONA, PLASMACIÓN DEL MODELO ASTUR DE RECONQUISTA EN CATALUÑA.
... un desvergonzado falsificador que allá en el siglo VII desdobló la santa emeritense y dio vida, no se sabe con qué motivo, a la Eulalia barcinonense.[1]
Juan Gil Fernández.
Según Alejandro Recio Veganzones actualmente la crítica histórica y la hagiografía solo admiten una única santa Eulalia, la de Mérida.[2]
Los pro Eulalia de Barcelona según Recio Veganzones están “basados en fuentes tardías, (y a su través) quieren desdoblarla en dos figuras -de Mérida y de Barcelona-”. [3]
“Además -continúa- de las convincentes críticas que una moderna autora[4] hace a la obra de Fábregas, es muy elocuente el silencio de Prudencio y sobre todo de San Paulino de Nola, que vivió en Barcelona, al no mencionar ninguno la tumba de la mártir barcelonesa”.[5]
Y concluye que “una reliquia insigne de la misma (santa Eulalia de Mérida) en Barcelona, dio origen, a mediados del siglo IX, por un fenómeno devocional, a otra santa del mismo nombre, en la ciudad Condal”. [6]
Esta reliquia llegaría desde Mérida a Barcelona a través de la difusión de reliquias de la mártir emeritense en siglos anteriores al siglo IX y que alcanzó a gran parte del solar del Imperio Romano.
Este singular fenómeno de desdoblamiento fue un hecho típico hispano medieval del que dio cuenta Carmelo Viñas y Mey: “ El fenómeno religioso-social del desdoblamiento, en virtud del cual santos propios de una localidad o comarca aparecen como originarios y patronos de otra u otras distintas...”.[7]
Según Viñas y Mey el propio Santiago Apóstol fue otro caso de desdoblamiento[8] y, tal como veremos en su momento, desdoblamiento también inspirado en la propia Santa Eulalia de Mérida.
La Eulalia barcelonesa clara y expresamente también para Viñas era un desdoblamiento: “el caso visigodo de santa Eulalia de San Cucufate, por ejemplo”.[9]
Y es que, en época visigoda, se habían echado “las bases de algo que desde ahora será inherente, específico de nuestra historia, la especie de identificación o consustancialidad entre religión y nacionalidad”.[10]
Por ello “se generaliza ahora a múltiples comarcas con un sentido religioso, militar y nacional, al aparecer aquéllos como patronos de las victorias cristianas en su avance en ellas”.[11]
Y Cataluña pretendía unificar lo nacional con lo religioso a través de Santa Eulalia, un hecho evidenciado por Juan Antonio Maravall .[12]
Y es que la Cataluña medieval tuvo por modelo reconquistador a don Pelayo en Asturias según aseguraba Maravall.[13]
quien añade: “Indudablemente es en tierra astur-leonesa donde se formula originariamente, de manera más clara y completa, el ideal de la Reconquista. Muy pronto y tal vez con independencia se expresa en Navarra. En Castilla y Cataluña su presencia, más tardía, tiene un carácter secundario o derivado”.[14]
O aún con mayor claridad dice: “Alzamiento, pues, de Pelayo en Asturias, a cuya imagen se van configurando los demás”.[15]
Y es que según entendía Maraval existía una jerarquización temporal en cuya cúspide se situaba Don Pelayo, “ lo primer títol de rey de Hispanya”.[16]
Y los asturianos también tuvieron conciencia de la asociación nacional-religiosa entre Don Pelayo y Santa Eulalia; aunque expresada en fechas muy tardías por Felipe Bernardo de Queirós y Benavides:
“De toda la Española Monarquia,
patrona universal te considero,
sin que se oponga esta alabança mia,
al Santo Apóstol que por tal venero.
De su afecto sera galantería,
dar a tus glorias el honor primero;
y pues es dueño de la patria tuya,
te darà parte en la grandeza suya”.[17]
Entre los primeros historiadores que entendieron la figura de santa Eulalia como patrona inicial de la Reconquista se encuentra Ambrosio de Morales quien se basaba en una tradición local:
“Los Asturianos se juntaron, animándose con las victorias del rey, y siguiendo al Moro, le alcançaron tres leguas mas abaxo de Ouiedo, en el valle, que agora llaman Olalíes, y alli le vencieron y mataron a el y a los suyos, sin escapar ninguno, ni quedar ya Moro de las montañas adentro en Asturias. Los de aquel lugar afirman, que teniendo entonces, como agora tienen iglesia de santa Eulalia, de donde la tierra toma el nombre, la tomaron aquel dia por su abogada y con su apellido y su fauor celestial vencieron”.[18]
Bernabé Moreno de Vargas concreta aún más y sitúa el patronazgo eulaliense desde los inicios de la Reconquista hasta el reinado de Ramiro I y la famosa batalla de Clavijo en la que el apóstol Santiago comienza a sustituirla.[19]
Y el hallazgo de reliquias de la mártir emeritense el día 23 de octubre del año 878 por el Obispo Frodonio,[20] según Ángel Fábrega Grau, dio la excusa según nosotros, siguiendo el modelo astur, para la creación de una Eulalia barcelonesa.
No obstante en una segunda parte añadiremos los elementos de investigación definitivos a partir de la fecha del 12 de febrero como la fecha de celebración oficial del martirio de santa Eulalia de Mérida hasta finales del siglo V.
[1] GIL, Juan: “La Pasión de santa Eulalia”, Habis 31, Universidad de Sevilla, pp. 403-416, p. 405.
[2] RECIO VEGANZONES, Alejandro, “La Mártir Eulalia de Mérida en calendarios y martirologios, en la devoción popular y en su iconografía(siglos IV-VII)” en Extremadura arqueológica III, Jornadas sobre santa Eulalia de Mérida(1992), Consejería de Educación y Culturade la Junta de Extremadura, badajoz 1993, pp. 81-110, p.. 81“…quiero hacer constar, frente a la opinión de ilustres liturgistas y hagiógrafos catalanes, que hoy la crítica histórica y la hagiografía solo reconocen la existencia de una sola Santa Eulalia de Mérida, y no admiten el desdoble de la misma mártir emeritense, de la que una reliquia insigne de la misma, en Barcelona, dio origen, a mediados del siglo IX, por un fenómeno devocional, a otra santa del mismo nombre, en la ciudad Condal. No insistiré aquí sobre el particular, por creer superado tal problema devocional -hasta el presente defendido por algunos autores modernos -C. GARCÍA RODRÍGUEZ, El culto de los santos en la España romana y visigoda, Madrid 1966, pp. 70 y 287-303. Otro autor que no acepta la existencia de la santa barcelonesa es J. CAMARERO CUÑADO, La figura del santo en la liturgia hispánica, Salamanca-Madrid 1982, I. c. p. 284”.
[3] RECIO VEGANZONES, Alejandro “Representación martirial de santa Eulalia” en Revista de Estudios Extremeños , vol.35, nº 3, 1979, pp.539-562, p. 541.
[4]G, GARCÍA, El culto de los santos en la España Romana y visigoda, Madrid 1966, pp. 284-303.
[5] RECIO VEGANZONES, Alejandro, “Representación…”.p. 541.
[6] ÍBIDEM, en “La mártir Eulalia de Mérida en calendarios …”, .p.81.
[7] VIÑAS Y MEY, Carmelo: “Apuntes sobre Historia Social y Económica de España” en VV.AA.: Estudios sobre Historia de España, Norte y Sur, Madrid 1965, pp.15-116, p. 97.
[8] ÍBIDEM, p..97: “ es en el fondo la manifestación más ilustre y en su más amplio sentido de este fenómeno de desdoblamiento religioso-nacional”
[9] ÍBIDEM, p. 97.
[10] ÍBIDEM, pp. 96 y 97.
[11] ÍBIDEM, p. 97.
[12] MARAVAlL, Juan Antonio, “La idea de la reconquista en españa durante la Edad Media” en Estudios sobre Historia de España, El Legado de la Historia, Editorial Norte Sur, Madrid 1965, pp.177-212, pp. 185 y186: : “Tierra condal también y, por ende, de origen político derivado o de segundo grado, en Cataluña […] la relación, por escasa que esta fuese, con los reyes francos perturbó el espontáneo desarrollo de esa idea, aunque de todas formas aparece muy pronto la tendencia de hacer constar que sus condes, sin ayuda del rey franco, obtuvieron la tierra de los sarracenos.
[…] Los Gesta Comitum Barcinonensium recogen firmemente esta tesis: cualquiera que hubiera sido la precedencia de las tropas carolingias, perdida nuevamente la tierra, el Conde Vifredo la reconquistó por su esfuerzo, razón por la que pasó a gobernarla con plena exclusión de todas obligación superior[…]Esta idea se consolida en las fuentes catalanas y a ella responde la leyenda de Vifredo el Velloso y la tradición de considerarle como0 fundador de la independencia catalana respecto de los francos, pero ganada frente a los sarracenos”.
[13] ÍBIDEM, p. 184: “ el mito de Pelayo adquiere, a través del largo proceso de la Edad Media, el carácter de un poderoso factor de integración comunitaria, venciendo la competencia de otras figuras de héroes,[…] Al terminar la época que estuadiamos aparace aquél sólidamente fundado y su fuerza llegará hasta nuestros días, en que la crítica histórica lo revisa. La historiografía catalana del XVcompletó la figura legendaria del mítici fundador de la reconquista, coronándola con el carisma de la santidad:” Fou sant rey”, dice de él Tomich, y Carbonell le llama “ Lo sanct rey Pelagi”- Tomich, fol VI, Carbonell, fol. XXI-
[14] ÍBIDEM, pp. 184 y 185
[15] ÍBIDEM, y añade p.183: “misertus Dominus terrae illi, suscitavit in ea nobilissimum principem Wifredum et frates eius – cit. por Mateu Llopis “De la Hispania tarraconensi visigoda a la marca Hispánica carolingia”, en Analecta sacea Tarraconensi, vol. XIIX; p. 81- o aún más concretamente:
[16] ÍBIDEM, “Por el lado de Cataluña, para romper, en la concepción de su reconquista propiamente tal, con la dependencia primera respecto de los francos y hacer que la imagen de su caudillo fundador coincida con el tipo general, se acude a representar el condado dominado totalmente de nuevo por los moros y recobrado por el conde Vifredo, sin ayuda alguna, construcción que se encuentra ya en los Gesta Comitum Barcinonensium y será recogida por la Pinatense. Este cuadro es el que algunos príncipes trazan de su propia acción: así el Conde Bernardo de Ribaghorza declara haber arrebatado su tierra a los paganos “cum fidelibus meis”-…..- Pero de todos estos movimientos queda como paradigmático en toda la península el de Pelayo en las Asturias.Ésta es es una pieza central en la concepción histórica general de toda la Edad nedia española: en León y Castilla es evidente, también en Aragón y no menos en Cataluña. Así lo es para Juan Francesch en su Libre de les nobleses dels reys y para cuantos hacen historia desde los comienzos. Y el hecho adquiere un singular valor. De esta manera, aludiendo a una que podemos estimar por de pronto jerarquizaciñón honorífica. dice Tomich que por razón de ser el primero en el tiempo, el reino fundado por pelayo lleva “ lo primer títol de rey de Hispanya”. p. 183.
[17] DE QUEIRÓS Y BENAVIDES, Felipe Bernardo Timbre Asturiano. Historia de la vida y martyrio de la gloriosa sta. Eulalia de Mérida, Madrid 1673, p. 355.
[18] DE MORALES, Ambrosio, Los cinco libros postreros de la coronica general de España Madrid, 1586., f. 8 Libro XIII, CAp. III.
[19]MORENO DE VARGAS, Bernabé, Historia de la ciudad de Mérida , Ayuntamiento de Mérida, Badajoz 1981. p. 336: “ Este patronazgo y devoción le duró a nuestra santa en España hasta el tiempo del rey D. Ramiro I Porque como de aquel aprieto de la batalla de Clavijo en que e vio el rey y el reino, los hubiese sacado tan felizmente el apóstol Sabtiago{…}Y la bendita Eulalia, como virgen prudente, parece que de muy buena gana cedió aquel patronazgo en el apóstol Santiago, reconociendo era suyo, por haber sido el primero que patrocinó a España en la predicación de la religión cristiana
[20] FÁBREGA GRAU, Ángel, Santa Eulalia de Barcelona, revisión de un problema histórico, Iglesia Nacional Española, Roma 1958. p.110.
Imagen de Don Pelayo.
del 12 de febrero
DEL 12 DE FEBRERO, FECHA DE LA PRIMERA CELEBRACIÓN DEL MARTIRIO DE SANTA EULALIA DE MÉRIDA.
“A JOSÉ MARÍA PALACIO.
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos....
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril? Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?”
Baeza, 29 de abril 1913.
Antonio Machado
Los investigadores de los calendarios cristianos y de los martirologios recogen que Santa Eulalia de Mérida también era celebrada el 12 de febrero; estos investigadores son, entre otros, Henri Moretus[2], Henri Leclercq[3], Henri Quentin[4],Carmen García Rodríguez[5] yAlejandro Recio Veganzones[6]; por ellos sabemos que uno de los primeros martirologios de la Iglesia, el denominado “Jeronimiano” en su versión más antigua, la deEchternach[7], recoge la fiesta de Santa Eulalia no sólo el día 10 de diciembre, también los días 11 y 12 de diciembre; además los días 10 de marzo y, especialmente, el 12 de febrero
Jerominiano
del 12 de febrero 2
En el primer Martirologio y en su copia más antigua Santa Eulalia, sin ubicación en Barcelona o en Mérida, aparece citada entre los mártires celebrados el 12 de febrero.
En palabras de Carmen García Rodríguez hay pues “una Santa Eulalia el 12 de febrero que, más que indicación de la fiesta de una santa barcelonesa... sería una errónea repetición de la segunda mención de la de Mérida el 12 de diciembre”;[9] las interpretaciones “lógicas” de los investigadores citados, como las de Carmen García, no aciertan con la explicación más sencilla de tanta repetición; todos las consideran problemas de redacción por parte de los compiladores; no obstante estas repeticiones tienen su propia regla de estructuración y recogen varios tanteos antes de fijar la fecha definitiva en el 10 de diciembre.
Nevada en Mérida
La "PASIÓN B, CABECERA LUEGO IMAGEN
LA "Pasión B...
Según Henri Leclercq “aparte de la distinción (de las fechas en que son celebradas) las narraciones de sus dos suplicios son tan parecidos en todas las circunstancias que, los testimonios a favor de la virgen de Mérida son tan decisivos y los relativos a su homónima tan discutibles que la mártir de Barcelona ha estado desde hace largo tiempo bajo sospechas. Vincent de Beauvois -finaliza diciendo- fue el primero en pronunciarse por la identificación...;”[10] también Henri Moretus pone el énfasis en la temprana literatura de Santa Eulalia de Mérida respecto de la barcelonesa que no aparece documentada sino muy tardíamente, allá por el siglo VII;[11] para Ángel Fábrega Grau sin embargo ante la inexistencia de otras pruebas la historia de su culto aportaría las necesarias.[12]
Por tanto Fábrega Grau aseguraba que Santa Eulalia de Barcelona no es una duplicación de Santa Eulalia de Mérida; y para ello recurría a la existencia de una Pasión propia totalmente independiente de cualquiera otra emeritense;[13] posteriormente Carmen García Rodríguez trastocaría este planteamiento afirmando que la “Pasión [B] de santa Eulalia ofrecería una versión más primitiva”.[14]
De forma muy sagaz Carmen García Rodríguez nos ofrecía, pues, la posibilidad de ver una Pasión de Santa Eulalia de Mérida apenas alterada en la versión de la Pasión de santa Eulalia de Barcelona; no obstante erraba García Rodríguez cuando consideraba a Félix como un personaje original de la Pasión [B] de Santa Eulalia”;[15] la presencia de este “confesor”, aislable en la época primitiva o donatista de la Pasión de santa Eulalia, es un seguro marcador de que las Pasiones de Santa Eulalia de Barcelona y de Mérida proceden de la misma Passio o Pasión.
También es marcador indeleble de su invención y consiguiente trasposición de la emeritense la dedicación conventual de la Eulalia barcelonesa, una dedicación imposible para las vírgenes del siglo IV y que toma, sin duda, de la Pasión donatista de Santa Eulalia.
A ello habría que añadir, además, una inconveniencia o, mejor, una imposibilidad litúrgica: la celebración del 12 de febrero en la Cuaresma, hecho que desarrollaré en la última parte.
De todas las maneras compárense ambas Pasiones y deducirán cómo la barcelonesa altera levemente a la emeritense a excepción de las considerables alteraciones de elementos que exigen un alto grado de concreciones.
También Francisco Javier Tovar Paz pone en duda el carácter original de la Pasión de Santa Eulalia de Barcelona; basándose en las estructuras subyacentes en el Pasionario Hispano, concretamente en su estructura itineraria, concluye: “El corpus sub. Dat. praes. describe una línea geográfica Nordeste-Sudoeste, de la que emergen dos recorridos secundarios: por un lado, un tramo interior de la línea recogido por Vin.Sa.Chr. y, por otro, un segundo tramo independiente al curso de la penetración y que afecta a la zona literal catalana, tramo que recogen Passionescomo Fel. y la Passio Cucufatis. Eul. B. supone en este panorama un elementos extraño, acorde por otra parte con la personalidad poco precisa de esta Passio, sin intencionalidad aparente, acaso limitada a una consideración de lectura piadosa y reflejo de una datación muy tardía”.[16]
Y además observa que el “auditorio es eminentemente urbano; la condición semirural de Eulalia de Barcelona no desdice esta condición esquemática: las connotaciones agropecuarias derivables de Eulalia de Barcelona proceden de una deficiente adaptación de su homónima emeritense, adaptación que se resuelve enseguida a favor del carácter urbano de la Passio; el contexto léxico lo determina claramente”. Pero añade algo demoledor: la no existencia de basílica en Barcelona: “Por otra parte, la propia imprecisión de Eul. B., que carece de basílica, la sitúa en el lugar más próximo a la concepción del Pasionario como inercia del Martirologio, como lectura”.[17]
Santa Eulalia de barcelona
LA CREACIÓN DE LA CUARESMA
LA CREACIÓN DE LA CUARESMA, CAUSA DE LA TRASLACIÓN DE LA FECHA DE CONMEMORACIÓN DEL MARTIRIO DE SANTA EULALIA DEL 12 DE FEBRERO AL 10 DE DICIEMBRE A PARTIR DE MEDIADOS DEL SIGLO V Y DE LA IMPOSIBILIDAD LITÚRGICA DE SANTA EULALIA DE BARCELONA.
N.B. Texto tomado del libro Santa Eulalia de Mérida, la Grandeza de lo Pequeño;[1] a él se le han añadido algunas ampliaciones:
Decía el Arcipreste de Hita, no sin poca perspicacia ni mucho buen humor, que en sus días del siglo XIV “la quaresma puso por todo el mundo miedo e grand espanto".[18]
A finales de diciembre de 2003, otro investigador francés, el siempre preclaro abate Martigny, volvía a ofrecernos la oportuna primera explicación: “en todas las iglesias tanto orientales como occidentales, adoptaron la costumbre de no celebrar fiestas de santos los días de ayuno. Por esta razón -concluía- los Padres de Laodicea dispusieron (Canon. XXXI) que no convenía “solemnizar los natalicios de los mártires en Cuaresma, debiendo hacerse las conmemoraciones de los santos mártires los sábados y los domingos”.[19]
La celebración de Santa Eulalia el día 12 de febrero tenía, pues, el inconveniente laodiceano, pero al no ser éste concilio universal sino sólo sínodo de la Iglesia de Siria no afectó en un principio a Augusta Emerita; por esta razón los emeritenses en época de Clemente Aurelio Prudencio conmemoraban, como él mismo indica[20], el “dies natalis” coincidiendo con la fecha real en que Santa Eulalia fue martirizada: el 12 de febrero.
La situación cambió a mediados del siglo V; el 12 de febrero caía en el nuevo período creado por la Iglesia Latina a principios del mismo siglo para la preparación de la “Semana Santa”: el de la Cuaresma; era éste un rito extremado respecto de lo dispuesto por el Sínodo de Laodicea: no admitía la traslación de las festividades martiriales a los sábados y los domingos.
Las diversas dataciones de los “dies natalis” observados por los investigadores de este martirologio sólo obedecen a los diverso intentos de acomodar las nuevas fechas de los “dies natalis” a los mejores momentos del año o del mes o, incluso, de la semana hasta, en el caso de santa Eulalia, fijar como fecha no movible del “dies natalis” el día 10 de diciembre.
La compilación del Calendario Jeronimiano, según Carmen García Rodríguez, quien se basa en Duchesne, “se hizo a mediados del siglo V en la Alta Italia (Milán-Aquilea)[21]” es decir en la misma época en que comenzó a imponerse la Cuaresma; éste, al recoger celebraciones repetidas de “dies natalis” durante el período cuaresmal y fuera de él evidencia ser contemporáneo de la implantación de la Cuaresma como tiempo impropio para las celebraciones martiriales.
De cualquier manera Mario Righetti y Cornelio Urtasun Irisarri, expertos en Liturgia, nos sitúan ante la Cuaresma como la explicación suficiente y definitiva del definitivo cambio de fechas en la conmemoración del martirio de Santa Eulalia de Mérida: a partir del siglo IV la Iglesia latina comenzó a implantar, por imitación de los ritos purificadores judíos sancionados por Jesucristo (Mateo, 4), un período denominado Cuaresma –a causa de los cuarenta días de su duración-.
Pero la implantación de la Cuaresma según la normativa de la Iglesia Latina llevó consigo la radical traslación de las festividades de los mártires fuera de este período según Righetti y Urtasun a mediados del siglo V; ellos se basan en el “calendario romano”[22].
Las alteraciones de fechas no sólo afectaron a las conmemoraciones de los mártires; posteriormente también le afectó a una conmemoración tan significativa como la de la Anunciación: “en el año 656 el II Concilio de Toledo -escriben Righetti y Urtasun- rechazó la celebración de la Anunciación (25 de Marzo) porque habría caído siempre en Cuaresma y la situó también en este período del Adviento ”-como a asanta Eulalia-.[23]
Consecuentemente por esta añadida razón en dicha época no se pudo celebrar el martirio de ninguna Eulalia barcelonesa, argumento en el que, fundamentalmente se basa Fábrega Grau.[24] De hecho, como indicio indicativo, Justo Fernández Alonso sólo recoge en su Calendario anterior a la invasión musulmana durante el período cuaresmal tres fiestas, dos de ellas propiamente martiriales: la propia de Santa Eulalia de Barcelona el 12 de febrero, la Cátedra de San Pedro el 22 de febrero y la conmemoración de Emeterio y Celedonio el 3 de marzo.[25] De estos mártires Prudencio no ofrece la fecha del “dies natalis” aunque deducimos que ésta vendría expresada en el título original ya que al final del Himno dice: “Sea este día festivo para nosotros...”.[26]
lA CURA PASTORAL 1
LA CURA PASTORAL 2
LA CREACIÓN DE LA CUARESMA 2
[27] Calendario o Santoral Hispano anterior a la invasión musulmana. Repárese en el hecho de las escasas celebraciones martiriales entre el 9 de febrero y el 10 de abril,[28] período en que se desarrollan los cumplimientos cuaresmales de cada año.
Ante la radical traslación la Iglesia le concedió a Santa Eulalia una fecha de suma preeminencia: la dedicación del mes de diciembre y de su décimo día para su nuevo “dies natalis” también tenía una primera y muy significativa lectura que nos da la verdadera medida de la magnificencia de Santa Eulalia en aquella época: ella, como ser humano, comenzó a inaugurar, generalmente, el Año Eclesiástico o Litúrgico de la Iglesia. En efecto el Adviento comienza el domingo más cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés, Apóstol) y puede situarse entre el 27 de noviembre y el tres de diciembre (posiblemente el año del cambio fue aquel en que el día 3 de diciembre fue domingo);[29] por otra parte Mérida es una ciudad situada en Extremadura la cual posee un clima peculiar dentro de la Península Ibérica: a sus inviernos, aunque fríos, no los caracterizan el rigor extremo ni se refleja en nevadas incluso, estadísticamente, imposibles; antes, al contrario, estadísticamente es el mes de diciembre emeritense el mes de sus mayores precipitaciones líquidas.[30]
Ahora bien estadísticamente el mes de febrero es un mes que responde, por sus extremos metereológicos, al apelativo popular de “loco”; las estadísticas recogen desde el calor abrasador (en febrero busca la sombra el perro) hasta el frío absoluto: si nieva en Mérida lo hace en febrero.[31]
Nos hace saber Alejandro Recio Veganzones[32] que no fue Prudencio quien puso fecha al martirio de Santa Eulalia; según sus investigaciones fue el “Calendario de Cartago el primero que nos ha transmitido la grata noticia de la celebración anual de santa Eulalia, el día 10 de diciembre”;[33] este calendario se esculpió entre los siglos V y VI.[34] Al tiempo cree Recio que San Agustín de Hipona conoció esta fecha,[35] pero nosotros no hemos encontrado referencia alguna al 10 de diciembre en el “Sermo de die Sanctae Eulaliae” publicado en 1891 por Dom G. Morin,[36] su descubridor.
En realidad Prudencio, basándose en la cristofiguración de los mártires y en el uso de prefiguraciones como recurso estilístico (la columna que guía a Santa Eulalia en la noche como al Pueblo de Israel en el Éxodo o la paloma como en el bautismo de Jesús...), no hace referencia cronológica directa al día del martirio o “dies natalis” de Santa Eulalia; sólo establece el invierno como época de su muerte; fundamentalmente utiliza dicha estación para presentarla como Esposa de Cristo(es lo que interpreta Roberts quien se basaría en el Cantar de los Cantares, 2,10-11);[37] también porque es elInvierno Terrenal el tiempo que precede a la Primavera Celestial o Paraíso en donde los mártires adquieren tras el martirio la inmortalidad negada a Adán y Eva.[38]
Ahora bien junto a los elementos simbólicos o ideológicos prudencianos existen otros elementos reales que describen un mes concreto.
Tomando como referencia los elementos:
las flores que el mismo Prudencio manda ofrecerle a los niños en el día de la conmemoración de su martirio: “purpureos uiolas” y “sanguineos crocos”, [39] es decir “púrpureas violetas” y especialmente la Violeta Púrpura o de Parma[40]espontánea[41]que “es de las primeras flores, que anuncian la Primavera” según el Diccionario de Autoridades[42] y cuya floración nunca puede ser invernal[43]y los “sangrientos azafranes” de cuyas variedades actuales espontáneas mediterráneas sólo una florece en diciembre, la C. Longiflorusm, cuyas flores son, sin embargo lilas.[44]
el hecho climatológico al que asocia con la causa de la ofrenda floral (“el hielo se entibia y mulle los campos hasta abarrotar de flores nuestros cestos[45]”- la traducción es de Luis Rivero García-) [46] la fecha real de la conmemoración y, por tanto, del “natalicio” o martirio de Santa Eulalia que establece Prudencio es el mes de Febrero.
A esta misma conclusión se llega a través del testimonio de San Gregorio de Tours... si cambiamos el mes de diciembre por el de febrero podría ser inteligible la floración excepcional de estos árboles considerada como algo milagroso: “ La gloriosa Eulalia, que sufrió martirio en Mérida, en el día de su inmolación ofrece al pueblo un gran milagro. Ante su altar, donde se guardan sus sagrados miembros, hay tres árboles, pero no sé de qué clase son. Estando a mediados del mes décimo (sic), que es cuando se celebra su martirio, totalmente son desnudos de ornato de hojas, en este día, al amanecer, producen lindas flores a manera de palomas para indicar que su santo espíritu penetró en el cielo em forma de paloma, y que lanieve caída milagrosamente cubrió con su blando manto su cuerpo ya exánime y desnudo”.[47]
El Invierno real, como ahora, no comenzaba en la zona emeritense de la Provincia de Lusitania a principios del mes de Diciembre, mes que, según San Isidoro, junto con noviembre “toman su nombre del número y de las lluvias”;[48] (de hecho las grandes inundaciones emeritenses por crecidas de sus ríos Albarregas y Guadina se producían en este mes antes de la regulación de sus cauces); tampoco, dada, según Antonio de Nebrija, su climatología típica de “invernadero”,[49] no es el Diciembre lusitano un mes excesivamente “invernal” (menos para un tarraconense como Prudencio que visitó realmente Augusta Emerita); y aún menos es Diciembre un mes de nieves; éstas (aunque de tarde en muy tarde) cubren el solar de Augusta Emerita allá por el mes de... FEBRERO como habría ocurrido, casualmente, durante el martirio de Santa Eulalia”.
[1] MATEOS MARTÍN DE RODRIGO, Antonio, Santa Eulalia de Mérida, la grandeza de lo pequeño, Artes Gráficas Rejas, badajoz 2004.
Niebla
el 12 de febrero
EL 12 DE FEBRERO PERDIDO FUE LA EXCUSA PARA EL DESDOBLAMIENTO O REDUPLICACIÓN DE LA MÁRTIR EMERITENSE.
...el desarrollo de los dos suplicios se parecen tanto en todas las circunstancias” que sólo sus fechas conmemorativas son, en opinión de Henri Leclercq, distintivas.[50]
Henri Leclercq.
Santa Eulalia de Mérida (su dies natalis original deducible según las informaciones meteorológicas y florales de Prudencio: 12 de febrero). |
A partir del siglo V
El dies natalis de Santa Eulalia en la Iglesia Donatista desafecta a la Jerarquía Católica continúa siendo el 12 de febrero. | El dies natalisde Santa Eulalia en la Iglesia Católica por causa de la imposición del rito latino de la Cuaresma pasa al 10 de diciembre. N.B. El rito latino de la Cuaresma obligaba a situar fuera de este período la celebración de losdies natalismartiriales. |
Tras la invasión musulmana del Norte de África
En Barcelona el dies natalis se celebra el 12 de febrero | en Mérida, sin embargo, se celebraba el 10 de diciembre |
Conclusión
La existencia de Santa Eulalia de Barcelona dependió de la llegada a Barcelona de algún individuo o comunidad donatista.
Consecuencias en Barcelona:
Los donatistas, posiblemente para disponer de iglesia propia, proponen a Santa Eulalia de Barcelona como distinta de la de Mérida.
Consecuencias en Emerita:
Ante la irrupción de una nueva Santa Eulalia en Barcelona los emeritenses reaccionan de forma exagerada y admiten una Eulalia más poderosa que la barcelonesa al hacerla “contrahechura de San Tirso”. Por su parte los barceloneses reducen el texto de su Pasión.
Donatistas.
CONCLUSIÓN.
CONCLUSIÓN: REINTRODUCCIÓN DONATISTA DEL 12 DE FEBRERO COMO “DIES NATALIS” DE SANTA EULALIA AL NO HABERLE AFECTADOS POR SU CONDICIÓN CISMÁTICA LAS DISPOSICIONES CUARESMALES DEL RITO LATINO.
Los donatistas a través de su Pasión reintrodujeron, pues, el 12 de febrero como fiesta de santa Eulalia de Mérida en Barcelona, elemento distintivo que indudablemente pasó a ser la única base posible de la duplicación y de la justificación canónica de la Eulalia barcelonesa; de hecho es el único elemento distintivo.
Evidentemente, por su carácter cismático, a la Iglesia donatista no le habían afectado los cambios que en las iglesias de rito latino impuso la nueva normativa de la Cuaresma y que obligó al cambio en la Emerita del siglo V.[51]
El carácter anquilosado y arqueológico de la Iglesia donatista no le pasó inadvertido a Henri Leclercq; según sus deducciones los donatistas mostraban la realidad de la Iglesia Católica de antes e inmediatamente después de la Paz de Constantino;[52]así pues en el caso de la Pasión de santa Eulalia los donatistas mostraban la realidad de la Iglesia Católica inmediatamente posterior a la Paz de Constantino respecto de la celebración de los dies natalis martiriales.
Ahora bien asegura Pedro Castillo Maldonado que las Pasiones del Ciclo de Datianus se compusieron en el siglo VII, “verdadero renacer del culto martirial en España”, por causa del IV Concilio de Toledo “unánimemente reconocido como el definitivo impulso para el culto martirial”;[53] para entonces las pasiones donatistas se habían infiltrado en la Iglesia Católica y alguna responsabilidad hubo de tener Eutropio, obispo de Valencia, educado en el Monasterio donatista Servitano;[54] al parecer, según Rafael González Fernández, fue un hombre fundamental en la conformación de la Hispania católica: con San Leandro de Sevilla fue artífice “de la obra fundamental de la España visigótica del siglo VI: el Tercer Concilio de Toledo del año 589”;[55] en él se realizó la conversión de los visigodos arrianos al catolicismo.[56]
Según Pérez de Urbel, al contrario que Nancto, Eutropio no contemporizó con Leovigildo ya que al “estallar la persecución [en el año 584, su] nombre corrió a través de la Península, sin duda a causa de la confesión valiente de su fe”.[57]
La presencia y actividad de un posible donatista como Eutropio en este Concilio no es de extrañar; los donatistas aunque no eran cristianos totalmente niceístas eran fácilmente convertibles al símbolo de Nicea;[58] de hecho, insisto, el “Liber Ordinum”, cuyo uso Marius Ferontin sitúa entre los siglos V y X, [59] recoge una fórmula para la reintroducción de donatistas en la Iglesia Católica; en palabras de Justo Fernández Alonso la “fómula propia del donatista, tiene, por el contrario [a la del judío], todas las características de la simple reconciliación de un pecador, y ello está de acuerdo con la especial naturaleza de este error, que no era propiamente una herejía y por tanto no puede colocarse su reconciliación en la misma línea de la de un arriano, por ejemplo”; y concluía que “la reconciliación de un arriano y la imposición de manos a un judío convertido eran en España el sacramento de la confirmación; la reconciliación, sin embargo, de un católico rebautizado por los arrianos y la de un donatista parecen reunir más bien las características de una reconciliación de índole penitencial”. [60]
Lógicamente al renacer de las pasiones inicialmente contribuyeron los donatistas africanos pues es de creer que las numerosas Pasiones que aparecen a partir del siglo VII, como la de San Marcelo, simplemente son suyas; y hubieron de ser suyas porque Donato vino bien pertrechado de libros;[61] y no de libros cualesquiera, también hagiográficos; de aquí que la venida de Donato y sus libros influirán africana y pasionalmente “sobre toda la vida eclesiástica e intelectual de la España de finales del siglo VI”.[62]Además se sabe que existía un importante comercio de libros con el norte de África, la Galia y Oriente;[63]y, desde el siglo anterior, como pone en evidencia Javier Arce, los libros eran tan queridos que existían bandas germánicas que los robaban con el fin de traficar con ellos.[64]
No obstante Castillo Maldonado propone para la redacción de las Pasiones “un período de datación amplio, fines del siglo VI o siglo VII en su totalidad”;[65] evidentemente la invasión vándala y bizantina del norte de África pudo iniciar tempranamente la difusión de las primeras Pasiones donatistas, entre ellas, posiblemente, la Pasión de San Tirso[66] que se convertirá en la paradigmática por su condición de “toledano”.
De cualquier manera sabemos a través de Liliane Ennabli que en época bizantina surgen en Cartago un buen número de mártires desconocidos[67] acaso como preludio africano de la inflación martirial hispana; estas Pasiones por su contenido no caían en sospechas de herejía ni sus personajes en la sospecha de líderes cismáticos; especialmente Santa Eulalia que, además, podía avalar a otros mártires desconocidos.
A mi vez sólo me queda decir que el silencio del Libro de las Vidas de los Obispos Santos emeritenses en la defensa de la Eulalia emeritense frente a la barcelonesa sitúa la divulgación de la Pasión barcelonesa a partir del año 680, fecha en la que Antonio Maya Sánchez, también sitúa la última recensión de esta obra escrita en Mérida.[68]
La difusión del “Pasionario donatista”, por razones obvias, hubo de encontrar en la Hispania visigoda un terreno abonado para su difusión ante el escaso número de mártires reconocidos por la Iglesia Católica hispana;[69] estas pasiones donatistas alcanzarían un gran prestigio ya que eran documentos de la época de las persecuciones cuya antigüedad lo autentificaba el lenguaje arcaico en que se habían redactado y que aquellas gentes de época visigoda, desde el más docto al menos iletrado, reconocerían aún mejor que los lingüistas actuales para quienes como a Juan Gil no le ha pasado desapercibido; según Carmen García Rodríguez el origen africano de algunas pasiones fue deducido por De Gaiffier;[70] para la misma autora estas pasiones africanas tardías habrían entrado a través del Monasterio Servitano.[71]
El carácter eminentemente donatista, sin embargo, de este grupo de refugiados religiosos[72] puede inferirise meridianamente del nombre de su superior jerárquico: ¡¡¡Donato¡¡¡¡
Pero no fueron Donato y sus monjes los únicos que llegaron a Hispania; otros se dirigieron a Mérida, llevando, sin duda, la Pasión original de santa Eulalia y de otros mártires; entre ellas la de San Tirso cuyo culto está atestiguado documentalmente con lugar de inicio en Mérida. [73]
Y junto a las Pasiones trajeron los donatistas reliquias como indica la lápida de la dedicación de la Iglesia de Santa María y de todas las Vírgenes;[74] las reliquias de los santos mencionados eran, además de un fragmento de la Cruz de Cristo, de San Juan Evangelista, de Santiago, de San Juliano, de San Tirso, de San Ginés y de Santa Marcilla.[75]
Consecuentemente será necesaria la revisión del contenido de las Pasiones de los siglos VII, VIII y posteriores; las de origen donatista pueden ofrecer, ya sin duda, nuevas orientaciones con valor historiográficamente considerable sobre la hagiografía “de época visigoda” o bizantina y la época de las Persecuciones dada su tendencia a asociarse a las estructuras redaccionales de las Actas Judiciales romanas. Al menos esta revisión evitaría, en atinadas palabras de Ángel Fábrega Grau, “fruñir el ceño recelosamente a los más crédulos historiadores” ante la avalancha de “una serie de santos mártires que [carecían] de una tradición cultual secular” y “a partir del siglo VIII, y especialmente después del siglo X, aparecen repentinamente en el cielo de la iglesia española” [76] al adquirir su valor historiográfico verdadero.
[1] Machado, Antonio: Campos de Castilla, 1917, Geoffrey Ribbans (ed.), Cátedra, Madrid, 1991, CXXVI, pp.187 y 188.
[2] MORETUS, Henri, obra citada, p.107 : “N´est pas indiqué dans l´Historia plurimorum sanctorum que la fète de´Eulalie de Mérida est celebrè tantôt en fèvrier, tantôt en décembre.” y en nota a pie de página escribe: “On y lit, après le resume de la Pasión M, qu´Eulalie de Mérida fut martyrisée d´après les uns le 12 fèvrier et d´après d´autres au 10 décembre: Passa vero legitur pridie ydus februari tempore Maximiani imperatoris, in Emerita urbe Hispaniae, ubi corpus eius requiescit. Alibi habetur quarto ydus decembris. Historie plurimorum sanctorum noviter et laboriose ex diversis libris in unum collecte (Coloniae, 1483, fol 249)”.
[3] LECLERCQ, Henri: “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 723.
[4] para QUENTIN, Henry, obra citada, p. 164 el 12 de febrero sólo lo indicaría para Santa Eulalia de Barcelona el Martirologio de Lyon “a través de de una simple mención”.
Más información sobre las investigaciones de Quentin en LECLERCQ, Henri, “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 723 y ss.
[5] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada, p. 294: “El Martirologio Hierominiano da interesantes indicaciones. Además de una mención del 30 de marzo de origen desconocido para Delahaye, el nombre de santa Eulalia aparece el 10, 11, 12 de diciembre y 12 de febrero. De todas estas menciones se ve que la original es la del 10 de diciembre atestiguada por todas las demás fuentes: allí está la indicación topográfica completa: “in spanis civitati almeri(sic) sanctae Eulaliae virginis et martiris”.
[6] RECIO VEGANZONES, Alejandro: “La mártir santa Eulalia de Mérida en calendarios...”, p. 87: “el de nuestra santa se repite tres veces: 10, 11 y 12 de diciembre; o lo que es peor, duplicando, como en nuestro caso, el 12 de febrero, pero con un tinte histórico local en Barcelona, por el 30 de marzo, elencando una “Eulaliae virginis”, como se verá”.
[7] LECLERCQ, Henri, “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 723.
[8] LECLERCQ, Henri, “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 723.
[9] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada, p. 84.
[10] LECLERCQ, Henri: “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 706.
[11] MORETUS, Henri, obra citada, p. 86.
[12] FÁBREGA GRAU, Ángel, obra citada, p. 17: “puesto que carecemos hasta el momento de todo vestigio arqueológico, hemos querido investigar las historia del culto a Santa Eulalia, para que de su genuinidad y venerabilísima antigüedad hondamente estudiadas pudiéramos llegar a conclusiones ciertas y seguras sobre su historicidad”.
[13] Íbidem, obra citada, p. 14: “Es cierto que la Pasión Bm depende textualmente de la pasión de Eulalia de Mérida, pero el P. Moretus no cayó en la cuenta de que Bm es un texto totalmente desconocido en España, y, por consiguiente, completamente ajeno a la tradición barcelonesa. La única pasión que responde a la tradición litúrgica visigodo-mozárabe y que se utilizó siempre en el culto local de la santa es el texto B (BHL, 2.693), cuya composición remonta, no al siglo IX, sino a la primera mitad del siglo VII”.
[14] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada, p. 291: “A pesar de la opinión de Fábrega que considera esta versión B totalmente independiente de M, hay que reconocer grandes semejanzas que podrían explicarse si ambas dependieran de una “Passio” primitiva de santa Eulalia de Mérida. Evidentemente B presentaría una versión más pura del original. Si se comparan entre sí se ven las “adiciones” de M a lo que podríamos suponer versión original -sea ésta una “Passio” anterior o simplemente el himno prudenciano-. Desde la mitad del capítulo 11 a la mitad del 15 se describen una serie se suplicios tomados de las Pasiones de San Vicente y San Tirso, sobre todo, a la que se alude. El autor de la recensión M ha separado incluso la enunciación de la condena al potro y a la hoguera (cap. 11) de su ejecución (cap. 15) por interpolación de esos otros suplicios, lo que exige una nueva enunciación de la sentencia en el capítulo 15. Son precisamente esos suplicios interpolados los que faltan en la versión B que, por lo tanto, parece ofrecer una versión más primitiva”.
[15] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada: p. 292: “Incluso parece que M habría tomado de B la figura del “confesor” Félix al que sonríe la santa muerta”.
[16] TOVAR PAZ, Francisco, obra citada, p. 444.
[17] Íbidem, p.448.
[18] ARCIPRESTE DE HITA, Libro de Buen Amor, edición de Nicasio Salvador Ventura y de Jacques Joset, Espasa-Calpe, Madrid, 1987, p.176: “1067. De la pelea que ovo don Carnal con la Quaresma”.
[19] MARTIGNY, Abate, obra citada, pp. 78 y 79.
[20] MATEOS MARTÍN DE RODRIGO, Antonio: “Localización de la villa Prontiano, base para la revisión de la fecha del martirio de santa Eulalia y del origen emeritense de la Eulalia barcelonesa”, EULALIA, Revista de la Asociación para el Culto a la Mártir Santa Eulalia, Mérida, 2003. pp. 62-67.
[21] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada, p. 81.
[22] RIGHETTI, Mario, obra citada, p.762: “El recogimiento recomendado por la Iglesia a los fieles como condición para alcanzar, a través de los ejercicios de penitencia, una eficaz renovación de la vida, llevaba naturalmente a excluir cualquier fiesta, en cuanto ponía una nota de alegría, incompatible con la austeridad del tiempo. He aquí por qué ya desde el principio (de la implantación de la Cuaresma) cualquier fiesta de los santos fué en principio descartada del período cuaresmal. El calendario romano en el siglo V, en el período que va del 4 de febrero al 25 de abril, límites extremos de la Cuaresma, contaba cuatro fiestas de santos, y dos solamente después de la reforma gregoriana, Santa Águeda y San Valentín”.
[23] Íbidem.
[24] FÁBREGA GRAU, Ángel, obra citada, pp. 25 y ss.
[25] FERNÁNDEZ ALONSO, Justo, obra citada, p. 370.
[26] PRUDENCIO, Aurelio: Obras completas, Himno I delPeristéfanon, v.,120, p. 485.
[27] FERNÁNDEZ ALONSO, Justo, obra citada, p. 370.
[28] RIBERA, Luis: Misal diario completo. Regina, Barcelona, 1962, p. 60.
[29] RIBERA, Luis, obra citada, p. 56: “El año litúrgico o eclesiástico, empieza el domingo más cercano al 30 de noviembre y puede caer del 27 de noviembre al 3 de diciembre... Este domingo es el primero de Adviento y le siguen otros tres.”.
[30] DE LA BARRERA ANTÓN, José Luis: Estampas de la Mérida de ayer. Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, Badajoz, 1999, pp. 150 a 167; en su inventario de las grandes avenidas del Guadiana a su paso por Mérida, antes de la construcción de pantanos aguas arriba, sitúa el mayor número de ellas en el mes de diciembre.
[31] Y así sucedió, a título de ejemplo, como lo recoge DELGADO RODRÍGUEZ, Fernando: Viejos escenarios emeritenses, II, Aproext, Badajoz, 2005, p. 115: “En 1907, mientras se celebraban los Carnavales en las distintas calles y sociedades recreativas como el Círculo Emeritense, Liceo, Disloque y Artesanos, cayó una copiosa nevada y según las crónicas tanto la Rambla como el Arrabal parecían la estepa rusa, el termómetro marcaba en la madrugada seis grados bajo cero y en la mañana uno bajo cero”.
[32] RECIO VEGANZONES, Alejandro: “La mártir Eulalia en la devoción...”, p. 320, no obstante interpreta que describe el mes de diciembre: “La edad de la mártir y el mes invernal de diciembre, durante el que se celebra su fiesta, nos lo describe el poeta, habilidosa y genialmente, con el curriculis tribus atque novem/tres hiemes quater attigerit (Pe. 3,11-12), y con su non caret his genialis hiems(Ib. 501-502)...”.
[33] RECIO VEGANZONES, Alejandro: “La mártir santa Eulalia de Mérida en calendarios...”, p. 82.
[34] Íbidem.
[35] Íb.
[36] MORIN, D.G: “Une page inédite de Saint Agustin”, Revue benédictine, T. VIII, 1891. pp. 417-419, pp. 417 y ss.
[37] PRUDENCIO: Obras Completas, Himno II del Perístefanon, p. 154.
[38] APOCALIPSIS: 2, 7: “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios”.
[39] PRUDENCIO, Obras completas, Himno III del Peristefanon, vs. de 200 a 205.
[40] SORIANO, José Miguel (dir. cient.), “Violeta” enEnciclopedia Flores y Plantas Tomo 4. Orbis, Barcelona, 1990, p. 242: “El nombre científico Viola deriva del latín y ha sido usado incluso por Virgilio y Plinio. Teofrasto llamaba a la violeta de Parma “violeta oscura”, mientras que Dioscórides la llamaba “violeta purpúrea”.
[41] Íbidem. p. 243: “La viola Odorata y las demás especies espontáneas son muy poco cultivadas... sobre todo es interesante la variedad “violeta de Parma”, de corolas muy grandes, perfudadísimas, de color azul claro”.
[42] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de Autoridades,Tomo III, “Violeta”, Gredos, Madrid, 1990, p. 492.
[43] SORIANO, José Miguel, obra citada, p. 242: “floración: puede ser primaveral o estival; las violetas de Parma, cultivadas en invernadero florecen en pleno invierno”.
[44] Íbidem, Tomo II, pp. 98 y 99.
[45] Este tempero es típico de la Baja Extremadura en el mes de febrero y no existe razón alguna para que haya cambiado sensiblemente desde el siglo IV.
[46] PRUDENCIO: Obras. Tomo II, (traducción y notas de de Luis Rivero García), Gredos, Madrid, p. 157.
[47] LÓPEZ Y LÓPEZ, Teodoro Agustín, EULALIA: Mérida, Asoc. Culto a la Mártir Sta. Eulalia, 2003, pp. 30-34.
[48] SAN ISIDORO DE SEVILLA: Etimologías, edición de Luis Cortés y Góngora y Santiago Montero Díaz, Editorial Católica; Madrid, 1951, p. 127.
[49] NEBRIJA, Elio Antonio: Vocabulario español-latino, Real Academia Española, Madrid, 1951; Nebrija que vivió gran parte de su vida en tierras extremeñas tanto de la Baja como de la Alta Extremadura entiende que “Extremadura” equivale a “ ouím híberna. no”.
[50] LECLERCQ, Henri: “Eulalie de Mérida et de Barcelone (Saintes)” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo V, 1ª parte, 1922, col. 706.
[51] CASTILLO MALDONADO, Pedro, obra citada, p. 219, da un Concilio y una fecha de referencia: “Pero, es tal vez, en el Concilio II de Braga (a. 572) en donde encontramos una de las referencias más importantes al culto martirial de toda la colección canónica. Tres son los temas más destacables:
- Sobre las festividades o dies natalis en el canon 48 se aclara cuándo es lícito celebrar las fiestas martiriales y de qué manera. En el período de cuaresma sólo se ofrecerá oblación conmemorativa los sábados y domingos....”.
[52] LECLERCQ, Henri: “Donatisme” en CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri, obra citada, Tomo IV, 2ª parte, 1921, cols. 1457 y 1458: “Si el donatismo hubiese durado hasta nuestros días, sin la persecución de la legislación de los emperadores y de la invasión de los Árabes, probablemente nos ofrecería un fenómeno arqueológico infinitamente precioso, comparable al de la Iglesia nestoriana. En ella se ha cristalizado la inmovilidad disciplinaria y litúrgica que nos presentaba el estado anterior a su ruptura con la Iglesia como un estrato tan raro como interesante; verosímilmente todas las instituciones litúrgicas anteriores al cisma donatista en que quedaron osificados y si es inútil lamentar, por numerosos motivos, la desaparición de la secta, el arqueólogo y el liturgista, a pesar de todo, se dicen que ha sido una rara buena fortuna la de rencontrar a estos representantes seculares de una disciplina hoy desaparecida, ignorada y cuyos mismos monumentos han sido abalolidos(traducción del autor)”.
[53] CASTILLO MALDONADO, Pedro, obra citada, p. 58.
[54] GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Rafael, obra citada, p. 273: “Eutropio de Valencia, discípulo de Donato, fundador del monasterio servitano, que llegó a ser abad de dicho monasterio y, después de 589, obispo de Valencia”.
[55] Íbidem, p. 271.
[56] ORLANDIS ROVIRA, José: Historia de España. La España visigótica, Gredos, Madrid, 1977. pp. 121 y ss.
[57] PÉREZ DE URBEL, Justo: Los monjes..., p. 203.
[58] ESCRIBANO PAÑO, María Victoria: “El cristianismo marginado...”, p. 407: “En 343 los obispos disidentes de las tesis cristológicas aprobadas en Nicea, tras reunirse en el Concilio de Filipópolis, dirigieron a Donato y sus partidarios una sinodal que pretendía la adhesión a los postulados subordinacionistas. Años más tarde, Donato escribió un tratado sobre la Trinidad y el Espíritu Santo donde defendía la rectitud de su teología”, o bien p. 410: “Donato precisó la cristología de la secta en un tratado sobre el Espíritu Santo -se conoce gracias a la noticia al respecto de Agustín-, en el cual se admitía la substancia única de la Trinidad, aunque creía que el Hijo era inferior al Padre -asociaba el Lógos a la carne, según un modelo de pensamiento subordinacionista- y superior al Espíritu, pero sin coincidir con las tesis de Arrio. En el fondo, Donato permaneció fiel a la teología de Cipriano de Cartago, que atribuía al Espírirtu Santo, en tanto que enviado del Padre, la función de santificar y asegurar la santidad de la Iglesia”.
[59] FERONTIN, MARIUS, obra citada, p. 45. .
[60] FERNÁNDEZ ALONSO, Justo, obra citada, pp. 299 y 300.
[61] Íbidem, p. 275.
[62] Íb., p. 288.
[63] GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Rafael, obra citada, p. 270: “los documentos del siglo VI y del VII nos hablan de una vida intelectual muy viva (alrededor de Cartagena) así como de un comercio constante de libros, y por loq ue sabemos, con África, el Imperio oriental, la Galia Merovingia, etc.”.
[64] ARCE, Javier: Bárbaros y romanos en Hispania (400-507),Marcial Pons, Madrid, 2005, pp. 151 y ss.
[65] CASTILLO MALDONADO, Pedro, obra citada, p. 58.
[66] Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana,Tomo 62, “Tirso”, José Espasa e Hijos, Barcelona s/f. p. 82 : “San Tirso estaba considerado como natural de Toledo aunque “Cesarea de Bitinia, ciudad de la Propóntide marítima (mar de Mármara) fue, en cambio, el primer lugar de su palestra; después Apamea de Frigia, una de las ciudades más notables del Asia Menor; también tal vez, y finalmente, en Mileto de la Caria, en el mar Jónico, alcanzó la corona”.
[67] ENNABLI, Liliane: Les inscriptions funéraires chrétiennes de Carthage, III,Carthage intra et extra muros. École Française de Rome, Roma, 1991, p. 43: “Il faut noter en fin dans se nouveau groupe d´ inscriptions plusiers mentions de déposition des reliques... et des références á des martyrs... La majorité est datable de la période byzantine...”.
[68] MAYA SÁNCHEZ, Antonio, obra citada, p. XXXVII: “A partir de estos mismos datos de E O A S puede igualmente concluirse que esta segunda recensión, una verdadera segunda edición de la obra considerablemente corregida y aumentada, se puede datar en tiempos del episcopado de Festo (672?-680?) y tuvo su origen en Mérida”.
[69] ARCE, Javier: El último siglo..., p. 145: “La realidad es que los mártires mencionados por Prudencio no son numerosos si exceptuamos los 18 de Cesaragusta: Cucufate en Barcelona, Emeterio y Celedenonio en Calahorra, Justo y Pastor en Alcalá, Asciclo y Zoilo en Córdoba, Félix de Gerona, Fausto, Iaunario y Marcial, Vicente y Eulalia. Pocos mártires para una población que podría llegar a los tres ó cuatro millones de habitantes”.
[70] GARCÍA RODRÍGUEZ, Carmen, obra citada, p. 397: “Pero en cambio pudo existir cierta influencia africana en las Pasiones del siglo VII, como recientemente ha señalado el P. De Gaiffier”.
[71] Íbidem, “tal vez ya en esa época habían entrado en España varias de las Pasiones africanas que figuran en los Pasionarios del siglo X. Acaso a través del Servitano”.
[72] Íb., p. 394, los considera como católicos.
[73] Íb., p.218: “Si tenemos en cuenta que se trata de un mártir célebre entre los griegos, podríamos relacionar el culto de San Tirso en Mérida con la presencia de una colonia griega de la que serían ilustres representantes los obispos emeritenses del siglo VI, Paulo y Fidel”.
[74] NAVASCUÉS Y DE JUAN, José María, obra citada, p. 311.
[75] Íbidem.
[76] FÁBREGA GRAU, Ángel, obra citada, p. 26.